Todos los seres sustentan su existencia con un cuerpo constituido por los cuatro elementos: Tierra, Agua, Fuego y Aire. Esa corporealidad varía desde lo más denso y oscuro material hasta lo más sutíl, luminoso y etereo. En la enseñanza del Buda todo el universo visible e invisible a la percepción humana está constituido por esta forma de energía llamada Rupa (pali). A su vez, Rupa está constituida por los cuatro elementos llamados Mahabhutas (pali) o grandes fantasmas. Estos cuatro Mahabhutas, sustento objetivo para la existencia de todos los seres visibles e invisibles, resultan ser, en última instancia, una alteridad no suceptible al conocimiento racional, y por eso se les nombra como grandes fantasmas.
Esta manera de ver el mundo material puede ser más comprensible a la mente occidental ahora que aceptamos como cierto que la materia es en esencia energía luminosa e inconmensurable y que todo en el universo participa de lo que se define como el campo cuántico unificado donde todo es Uno, Eterno y Nada a la vez. Esta dimensión es la fuente potencial, luminosa y pura, de todo lo que existe como sujeto u objeto, y sin embargo allí no hay sujetos sintientes ni objetos que sirvan de sustento. Este es el gran misterio de la realidad inasible del que participan en conciencia todos los seres despiertos y trascendidos a la inmortalidad. Allí nada ocurre ni deja de ocurrir, la conciencia luminosa y pura, infinita y bondadosa permea todo.
Haber nacido humano, es decir, un ser reflexivo de mente /materia y dedicarnos a ejercitar la autoconciencia para limpiar el corazón de impulsos y costumbres ignorantes, nos da la gran oportunidad de despertar y vivir plenamente desde esa dimensión del ser inmortal.

Bienvenido a nuestro dojo de meditación donde vamos a compartir la enseñanza budista como marco referencial para la práctica de la meditación a través de la cual se logra una transformación profunda y radical de nuestra mente y la vida.