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Los tomates pueden ser tóxicos para los perros, pero en realidad, no es el tomate en sí el problema, sino ciertos componentes que contiene. Los tomates contienen solanina y tomatina, que son sustancias tóxicas para los perros y otros animales. Estas sustancias se encuentran en mayores concentraciones en las partes verdes del tomate, como las hojas, el tallo y la parte superior de la planta.

Si un perro consume grandes cantidades de estas partes verdes de la planta de tomate, puede experimentar síntomas como malestar estomacal, vómitos, diarrea, debilidad, aumento del ritmo cardíaco y, en casos más graves, puede llevar a problemas neurológicos.

Sin embargo, la pulpa madura y roja del tomate en sí misma contiene cantidades más bajas de solanina y tomatina, por lo que en pequeñas cantidades, los tomates maduros no suelen ser un problema para la mayoría de los perros. Aun así, algunas mascotas pueden ser más sensibles, por lo que siempre es mejor consultar a un veterinario antes de darle a tu perro cualquier alimento nuevo, incluidos los tomates.