Durante la Guerra del Pacífico, la empresa de aviación Nakajima Aircraft había producido los legendarios motores de aviones de combate Sakae y Homare: el primero impulsaba al Zero Fighter y al Hayabusa. Quedaos con estos nombres porque luego os van a sonar. Después de la Segunda Guerra Mundial, la empresa se disolvió y cambió su nombre a Fuji Precision Industries. Y tras otros muchos cambios de nombre y sin un rumbo fijo, el fabricante se decantó por el título de Prince Motors en honor al que entonces era príncipe de Japón: el emperador Akihito.

Al final Prince Motor Company terminó por encontrar su lugar, su última vocación, y fue dentro de las carreras, las cuales utilizaría como un medio para desarrollar la tecnología de sus vehículos y aparte, como otra forma de elevar el perfil público de su empresa. Algo que se convirtió en un habitual en tiempos ulteriores.

Una de las principales fuerzas impulsoras de Prince sería Shinichiro Sakurai, quien se unió a la empresa como ingeniero diseñador de chasis en 1952. Sakurai fue una persona muy especial dentro de este sector. Era un hombre que se caracterizaba por afirmar cosas como que el Skyline era su alter ego, y es por eso que mucha gente en Nissan lo llamaba 'Sr. Skyline'. Obviamente este hombre, estuvo estrechamente involucrado en el desarrollo del Prince Skyline original. Pero cabe decir que esta primera serie de vehículos partía de un concepto bastante trivial, equipados con motores de cuatro cilindros y varillas con apenas 60 cv.

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