"Parece que el amor distinguiera si perdemos a un padre o a una madre que si perdiéramos a un animal de familia. Y realmente, biológicamente hablando, nuestro cerebro, cuando ama, no distingue si el ser amado es un ser humano o un animal."

El duelo ante la pérdida de un perro o un gato, cuando son parte de nuestra familia, puede generar sintomatología emocional, física y psicológica. Es algo totalmente lícito, igual de lícito que ante la muerte de una persona.

De todo esto y mucho más nos ha hablado Vanessa Carral, psicóloga y también codirectora de Dogtor Animal (http://www.dogtoranimal.es/)

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