La primera parada de El Langui en El Faro ha sido Sanlúcar de Barrameda, donde pasaba los veranos de su infancia: "Bajaba a la playa con los del campamento y siempre iba descalzo, arrastrando los pies por el asfalto caliente y con un palo de sombrilla para apoyarme". "¿Recuerdas los baños en el mar?", le ha preguntado Mara: "Recuerdo que allí podía salir solo de la playa porque tenía mucha agilidad, ahora ya no".


Su referente fue Matías, un amigo de su padre que tenía discapacidad, que se movía como él y que llamaba la atención en el barrio porque fue de los primeros en hacer baloncesto en silla de ruedas. También ha tenido palabras de agradecimiento a sus padres, esos que le ponían en Nesquik en lo alto del armario de la cocina para que se esforzase en llegar cada día más alto. Algo que tuvo presente el día que le dieron sus primeros Premios Goya como Mejor Actor Revelación y Mejor Canción Original por la película El truco del manco.


Hoy, en el Día de la Discapacidad, sale a la luz su segundo disco en solitario: 'Espasticidad'. Un término poco familiar para la mayoría y que es el nombre técnico del trastorno que provoca rigidez muscular en personas que padecen esclerosis múltiple o parálisis cerebral. Con este álbum también ha querido hacer una crítica a la sociedad actual: "Trabajando en este proyecto me he dado cuenta de que la sociedad es espástica, que vivimos tensos por el estrés, el trabajo, por no llegar a fin de mes, y que no somos capaces de bajar la guardia".